En casa el comedor y la cocina están en una misma sala. Todos los cajones, electrodomésticos y puertas de los muebles/armarios tienen algún dispositivo de protección; los cajones, por ejemplo, tienen un mecanismo que hacen que se cierren lentamente.
Para evitar que los niños se puedan quemar con el horno NUNCA se enciende para cocinar ni hacer actividades durante la jornada en la que estoy sola con ellos. Sólo se pone en marcha si se lleva a cabo algún taller con la presencia de los padres. De todos modos tiene una protección para que no puedan abrirlo y el cristal no desprende calor.
La cocina, los fogones, está dotada de un detector que hace que se pare la emisión de gas en el caso de que no haya llama.
Para poder dedicarles más tiempo la comida se prepara la noche anterior.
Algunos cajones y armarios sí están a disposición de la curiosidad de los niños. En ellos hay cosas de uso rutinario y no peligroso para su manipulación (trapos, coladores, ollas, tapas de las ollas...) Las puertas de los muebles son muy ligeras por lo que resulta muy difícil que se puedan lesionar los dedos o las manos.
En el exterior. El porche está cerrado, así podemos salir también los días de viento o lluvia para al menos poder ver cómo se mueven los árboles, escuchar el sonido de la lluvia, el olor de la tierra mojada...
Más allá hay un espacio donde poder correr con los triciclos o correpasillos (motos) o jugar con las pelotas. Finalmente el "cuarto nivel", la tierra y los árboles.
En verano, si los padres están de acuerdo, hay una mini piscina (desmontable) para refrescarnos.
Vivimos en una zona donde no hay ningún problema de aparcamiento; es más, casi no hay circulación. En el caso de que fuera necesario también se puede entrar el coche en casa.
Vivimos en una zona donde no hay ningún problema de aparcamiento; es más, casi no hay circulación. En el caso de que fuera necesario también se puede entrar el coche en casa.
Si queda alguna duda o temor por responder, por favor, pregúntenme.
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